Hoy encontré en internet una imagen por demás reveladora, me hizo pensar mucho.
Los pongo en tema: En 1946, hace nada mas que 70 años, se presentaba una computadora llamada ENIAC, con pretensiones de ser la primera computadora, que no lo fue, pero esta discusión no viene al caso. En todo caso Z1 y Colossus (realizaciones anteriores a ENIAC) podrían estar en ocupar el lugar de la izquierda en esta imagen.
Eniac estaba construida con algunas características que hoy nos asombran, podríamos decir que es un monstruo según los criterios de los primeros años del siglo XXI. Solo a manera ilustrativa, ya que no es el objetivo de este pequeño post, les voy a enumerar algunas características de Eniac:
jueves, 23 de junio de 2016
Banderas rojas en la educacón
En 1865 se promulgó en Inglaterra la ley "The Locomotive Act", también llamada ley de la bandera roja, que establecía estas limitaciones:
* Establecer los límites de velocidad de 6 km/h en el país y 3 km/h en las ciudades.
* Establece que los vehículos autopropulsados deben ir acompañados por un equipo de tres personas: el conductor, un fogonero y un hombre con una bandera roja que debía caminar a 60 metros por delante de cada vehículo. El hombre con la bandera roja o una linterna advertía a los peatones, jinetes y carros tirados por caballos de la proximidad de una máquina autopropulsada.
Si de alguna manera se pretendía desalentar el uso de aquellos "automóviles", aquella ley supuso un mazazo para la joven industria del automóvil, en favor del tradicional carruaje de caballos y el incipiente ferrocarril.
Como siempre, el miedo a las nuevas tecnologías retrasa su generalización, pero nunca puede detenerla.
Cuántas banderas rojas tenemos hoy en el sistema educativo. Una de esas banderas rojas es la ley de la provincia de Mendoza número 7861 que data del 2008 y que ya cuando se promulgó atrasaba 10 años. Esta ley que lleva el confuso título "Autoriza a docentes uso del teléfono celular u otros dispositivos móviles de comunicación", lo que en realidad hace es prohibir el uso de celulares durante el dictado de clases, suponiendo que los celulares son solo teléfonos que interfieren en el proceso educativo. No advirtieron que los celulares de hoy son computadoras de mano y que pueden dar un gran servicio en el aula. Gracias a Dios el organismo que debía implementar esta ley, nunca lo llevó adelante.
* Establecer los límites de velocidad de 6 km/h en el país y 3 km/h en las ciudades.
* Establece que los vehículos autopropulsados deben ir acompañados por un equipo de tres personas: el conductor, un fogonero y un hombre con una bandera roja que debía caminar a 60 metros por delante de cada vehículo. El hombre con la bandera roja o una linterna advertía a los peatones, jinetes y carros tirados por caballos de la proximidad de una máquina autopropulsada.
Si de alguna manera se pretendía desalentar el uso de aquellos "automóviles", aquella ley supuso un mazazo para la joven industria del automóvil, en favor del tradicional carruaje de caballos y el incipiente ferrocarril.
Como siempre, el miedo a las nuevas tecnologías retrasa su generalización, pero nunca puede detenerla.
Cuántas banderas rojas tenemos hoy en el sistema educativo. Una de esas banderas rojas es la ley de la provincia de Mendoza número 7861 que data del 2008 y que ya cuando se promulgó atrasaba 10 años. Esta ley que lleva el confuso título "Autoriza a docentes uso del teléfono celular u otros dispositivos móviles de comunicación", lo que en realidad hace es prohibir el uso de celulares durante el dictado de clases, suponiendo que los celulares son solo teléfonos que interfieren en el proceso educativo. No advirtieron que los celulares de hoy son computadoras de mano y que pueden dar un gran servicio en el aula. Gracias a Dios el organismo que debía implementar esta ley, nunca lo llevó adelante.
jueves, 7 de abril de 2016
Soy docente pero no “dicto” clase
Alguna vez alguien me pregunto: ¿Ud. es docente? ¿Dónde dicta clase?; esa fue la primera vez
que el término “dictar clase” comenzó a sonarme raro, porque la verdad es que
yo nunca dicté clase. La expresión a la que me refiero parece tener un uso muy antiguo,
parece provenir de cuando los libros eran algo extraño, de cuando los alumnos
no tenían acceso a los libros y, el profesor, que tenía el privilegio de
tenerlo, paseaba entre los bancos dictando lo que el libro tenía escrito. De
esta manera los alumnos se apropiaban del conocimiento, no existía otra forma,
pero esta no ha sido nunca mi realidad, ¡ni la de mis alumnos!, en los 25 años
que llevo “dando clase”.
jueves, 17 de marzo de 2016
martes, 15 de marzo de 2016
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